domingo, 28 de noviembre de 2010

Mensaje de Adviento del Obispo

Prelatura de Cafayate 24 de Noviembre de 2010

Muy queridas/os fieles de la Prelatura de Cafayate
:
¡Bienvenido sea el tiempo litúrgico de ADVIENTO/2010, que nos abre la puerta esperanzadora de un nuevo año del Bicentenario: AÑO 2011, apoyado en el doble fundamento:
LA VIDA, "don exclusivo de Dios" y LA FAMILIA, "santuario de la vida"!

Si el “Adviento es el tiempo de la presencia de Dios y de la espera de lo eterno”, como lo definiera el Papa Benedicto XVI, el significado de la palabra“Adviento” nos recuerda la primera visita del Señor, presencia del Señor de la vida que vivió en la familia de Nazaret entre nosotros y es la esperanza de su definitivo advenimiento. Esto hace que los cristianos católicos tengamos la certeza de que “el Señor está presente en el transcurso de nuestra vida” y de que “un día, no lejano, todo encontrará su cumplimiento en el Reino de Dios, Reino de justicia, de amor y de paz”...



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viernes, 26 de noviembre de 2010


La Pastoral Vocacional es un elemento esencial en la vida de la Iglesia, sobre todo si se dirige a la vida consagrada o sacerdotal. Les presentamos este folleto para niños en edad de ingresar al Seminario Menor. Queremos aunar esfuerzos con quienes quieren servir como instrumentos del llamado de Jesús para los más chicos.

El folleto está en formato PDF y puede imprimirse en hojas A4, en doble carilla y luego plegarla. Esperamos les sea útil



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martes, 23 de noviembre de 2010

CARTA A LOS CRISTIANOS DE DICIEMBRE DE 2010

Hoja interparroquial de la Prelatura de Cafayate Nº 272


Queridas familias:

En el Adviento la comunidad cristina es convocada a preparar la Navidad, a crecer en la esperanza, a acoger con fe la venida continuada de su Señor, Cristo Jesús. Es un tiempo hecho sacramento, es decir, signo eficaz de la gracia que Dios comunica a su Iglesia y de la fe con que la comunidad cristiana acoge este don divino siempre nuevo.

El Adviento forma una unidad de movimiento con la Navidad y la Epifanía. Las tres palabras vienen a significar lo mismo: venida, nacimiento, manifestación. El Dios que ha querido ser “Dios-con-nosotros” entró hace dos mil años en nuestra historia en Belén, historia y presencia divina que se actualizan sacramentalmente durante este tiempo fuerte, el Adviento. Es pues, un tiempo ante todo de gracia, y simultáneamente un espacio de formación permanente para nosotros, al proponernos una fuerte profundización de la vida cristiana en sus actitudes fundamentales de fe y esperanza. Estas dos inevitables virtudes humanas y cristianas son las que mejor definen a nuestra Señora del Amén y de la Esperanza.
Celebrar el 8 de diciembre de la festividad de la Inmaculada Concepción, no es una casualidad, sino una causalidad que enriquece al Adviento, al llamarnos desde la pureza de nuestro corazón a madurar nuestra fe y esperanza. Por eso, cuando decimos que el Adviento es un tiempo entrañablemente mariano, que será continuado después por la Navidad y Epifanía, estamos diciendo algo básico para nuestra vida cristiana.
María de Nazaret, la Madre del Mesías, estuvo siempre al lado de su Hijo “Dios-con-nosotros”, en todos estos decisivos acontecimientos por voluntad divina. Por eso María es el mejor símbolo de la Iglesia peregrina que celebra la venida de Cristo Salvador, la mejor Maestra de la espera de Adviento, de la alegría contagiosa de la Navidad y del significado misionero de la Epifanía.
Además, las fiestas de la Inmaculada Concepción, de la Sagrada Familia y de Santa María Madre, confieren a estas semanas un mayor contenido y simbolismo mariano. Por eso, debemos señalar cómo la liturgia del Adviento, al unir la espera mesiánica y la esperanza del feliz retorno de Jesús al final de los tiempos con el admirable recuerdo de la Madre, presenta un admirable equilibrio a la hora de expresar el culto litúrgico de este tiempo de preparación y espera mesiánica. Equilibrio que puede ser tomado como algo rigurosamente orientativo, para evitar los excesos que a veces acompañan a algunas formas de la piedad popular.
El culto a la Virgen tiene que tener como centro de inevitable referencia, a Cristo Salvador. De ahí que continúe en vigor la famosa consigna del fundador de la devoción La Esclavitud Mariana, San Luis María Griñón de Monfort: a Jesús por María. Como conclusión, nos haría mucho bien leer la exhortación mariana de Pablo VI, Marialis cultus, el culto a María.

P. Emiliano Sánchez Pérez, OSA
Parroquia de Santa María


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domingo, 14 de noviembre de 2010

¿El Opio de los Pueblos? Reflexión con las lecturas de la Misa del Domingo

Las lecturas de la Misa dominical nos invitan a tener presente que el mundo y la historia tendrán un punto final. Pero este fin no nos hundirá en le vacío de la nada. Por el contrario, traerá un nuevo comienzo: para ustedes que temen mi nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos (Primera Lectura, Mal 3, 19-20)

Por eso la invitación de Jesús en el Evangelio de hoy (Lc 21, 5-19) insiste en que no temamos; que no nos dejemos engañar por impostores; que tengamos confianza en Dios y fundamentalmente que seamos perseverantes en nuestro deseo y esfuerzo por vivir cristianamente : Gracias a la constancia salvarán sus vidas.

Esta espera confiada, serena y perseverante, no debe ser nunca una alienación de la realidad presente; un escapismo fácil que reduciría a la religión a un narcótico. De hecho el pensamiento marxista hablaba de la religión como opio de los pueblos, ya que, según él, drogaba a la masa trabajadora con la expectativa del cielo. Con ello se procuraba mantener las estructuras de poder que dominaban a los pobres, haciendo que eludan sus responsabilidades temporales.

Al respecto, San Pablo, en la segunda lectura de hoy (2 Tes 3, 6-12), declara inadmisible que un cristiano viva ociosamente, desenteniéndose de sus obligaciones terrenas. Efectivamente, en las primeras comunidades cristianas hubo quienes, esperando la venida definitiva de Cristo, se dedicaron a pasar el tiempo sin hacer nada y entrometiéndose en todo, produciendo toda clase de conflictos. De allí que el Apóstol los amonesta e invita a que trabajen en paz para ganarse su pan.

Y esto por qué, porque el Reino de Dios, que se manifestará en su plenitud al final de los tiempos, no comienza en el último día, sino hoy. Hoy mismo nosotros podemos comenzar nuestra entrada en ese Reino, y lo hacemos luchando por el bien de los hombres de nuestro tiempo. Ello implica necesariamente comprometerse en el trabajo, en las estructuras sociales, en los dinamismos y evoluciones comunitarias. Por lo tanto, esperar el Reino de Dios, no puede jamás llevarnos a desentendernos y desatender nuestras obligaciones; ni tampoco a tomar una postura indiferente y egoista respecto de las injusticias y violencias actuales.

Si quieres entrar en el Reino de Dios, trabaja positivamente en el reino del hombre. Sólo quien se compromete con el drama humano de cada día, podrá gozar de la Luz absoluta y sin ocaso del Último Día.

Viendo así las cosas, es claro que la Religión no es el opio de los pueblos, sino que les ofrece la posibilidad de descubrir y cultivar su verdadera identidad, iluminados por la Palabra Divina. Esa Palabra que no encierra en un intimismo fácil e individualita, sino que compromete en el quéhacer cotidiano, que cuestiona frente a la necesidad del otro vulnerable.

Imitemos y roguémosle a María que entró en el Reino de Dios, mientras transitaba su vida terrena.

sábado, 13 de noviembre de 2010

CORTA ESTA FLORECILLA


SEÑOR, no esperes más...

Corta esta florecilla, no se mustie y se deshoje.
Quizá no tengas sitio para ella en tu guirnalda;
pero hónrala, lastimándola con tu mano, y arráncala,
no sea que acabe el día sin que yo me dé cuenta,
y se pase el tiempo de la ofrenda.
Aunque su color sea tan pobre, y tan poco su olor,
¡Anda, ten esta flor para ti, arráncala ahora que es tiempo!

Rabindranaz Tagore